¿Qué luz arroja la Psicología a las personas cuidadoras?

Síndrome del cuidador

¿Qué luz arroja la Psicología a las personas cuidadoras?

Atender de forma regular a una persona dependiente supone un enorme desgaste tanto físico como psíquico. Pero si además nos une alguna vinculación emocional con la persona cuidada, los estragos de la atención y el cuidado pueden ser mucho más severas. Cuidar a una persona dependiente, a grandes rasgos, supone una enorme inversión de energía y tiempo, responsabilizarse casi por completo de la higiene, medicación y necesidades básicas de la persona atendida. Progresivamente se puede observar un paulatino deterioro de la salud física, pero también social (menos tiempo para relacionarse con otras personas), laboral (reducciones de jornada o imposibilidad de proseguir en búsqueda de empleo si se trata de personas en edad activa) y personal (menor implicación de actividades de satisfacción propias o de autocuidado). Si a eso le añadimos la vivencia de estar ligados/as emocional y afectivamente a la persona cuidada y observar el deterioro y sufrimiento que en ella se opera, las consecuencias psicológicas están en camino. Pueden llegar a observarse dificultades del sueño, labilidad emocional (cambios de humor repentinos), sensación de agotamiento mental, depresión, ansiedad, variabilidad del apetito, aislamiento social, etc.

Se estima que en torno al 90% de las cuidadoras informales de personas dependientes son mujeres (madres, hijas, esposas y otras familiares), por lo que el citado síndrome del cuidador puede ser perfectamente sustituido por Síndrome de la Cuidadora. Tradicionalmente, la mujer ha sido la encargada de los cuidados familiares, aún más cuando se dan situaciones de dependencia, por lo que es la que más sufre las situaciones de sobrecarga, estrés, síntomas depresivos, ansiosos, etc. Pero lo más importante es que la interiorización de esa “responsabilidad femenina” es la que hace que se acentúe aún más el malestar. Estudios recientes, como el trabajo de fin de grado de Psicología de la estudiante de Cádiz Mercedes Mayo Corbacho, que enlazo más abajo, ponen encima de la mesa dichos malestares y la necesidad de una Intervención Psicológica que los tenga en cuenta.

Es necesaria una Psicología con perspectiva de género que rompa con el silencio que hay en torno al síndrome de la Cuidadora, donde haya una revisión del malestar, del enfado, la tristeza y, por supuesto, el cansancio que está ligado a esta ocupación invisible, pero imprescindible para el sostenimiento de la vida humana. También es necesaria una Psicología con perspectiva de género que atienda a los escasos, pero no inexistentes, hombres cuidadores, en los que el desarrollo de un rol tan tradicionalmente feminizado supone un reto, un ajuste y unas dificultades propias.

Descubre todo lo que la Psicología puede hacer por ti.